La manzana en la que se sitúa el proyecto tiene un papel importante como parcela límite del ensanche en la que se da un cambio de densidad al que había que dar respuesta. La propuesta urbana nace de la idea de conectar la ciudad y las residencias creando un bosque que se funde con el Parque de la Media Luna.

 

Dentro de este nuevo ensanche, el edificio multigeneracional acoge la llegada desde la Ciudadela y la Plaza de Toros a través de una plaza que se adentra en el propio edificio. El proyecto se nutre del contexto para generar un espacio que a través de la estructura y el patio evoca un bosque habitado. Las escaleras van cosiendo el vacío interior conectando los espacios de relación, las pastillas residenciales y las dotaciones. Las viviendas se ordenan siguiendo un módulo que permite crear diferentes combinaciones dando lugar a una gran casa del árbol habitada por distintas generaciones que promueven el desarrollo de la comunidad.

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Proyecto integrado con las asignaturas de Proyectos, Urbanismo, Construcción e Instalaciones